En estos 4 años he dado a través de esta red una televisión, un juego de café y varios libros y revistas y a mí me han dado un colchón de matrimonio, un sofá genial y los altavoces de Marta. Freecycle es, pues, una herramienta que pone en contacto a través de la Red a personas que tienen cosas que no necesitan con quienes las quieren reutilizar. Cuenta con más de 9 millones de miembros agrupados por localidades de unos 80 países.
El proyecto funciona a través de listas de correo organizadas por localidad. Así, en el Estado español hay más de 4000 usuarios repartidos en grupos que reutilizan. Yo actualmente formo parte del grupo de Madrid.
El movimiento internacional Freecycle se fundó en Tucson (Arizona, EE.UU) el 1 de mayo de 2003. “Mediante la utilización de las cosas ya existentes en nuestro mundo, reducimos el consumismo, se fabrican menos artículos y minimizamos el impacto de los vertederos sobre la tierra. Otra ventaja de utilizar Freecycle es que nos anima a deshacernos de cosas que ya no necesitamos y ayudamos a la comunidad local al mismo tiempo”, apuntan los creadores de la iniciativa. Por lo visto, todo empezó cuando Deron Beal envió un mensaje a unos 40 amigos. Él trabajaba en una pequeña organización que provee servicios de reciclaje a negocios de Tucson. Ese mensaje fue el primer paso.
Es gratis, legal y para todas y todos. Mola, ¿no?
Para participar, sólo tenemos que registrarnos en el grupo de nuestra localidad o si no existe crear uno nuevo. Sólo se necesita una cuenta de correo electrónico. Una vez realizado el registrado, se puede enviar a todos los participantes de nuestra comunidad un mensaje ofreciendo algo y, a su vez, cada vez que alguien ofrezca un objeto nuevo, se recibe un mensaje de aviso que podemos contestar si nos interesa. Los miembros pueden, pues, enviar mensajes tanto ofreciendo algo como solicitándolo. Cuando alguien encuentra algo que necesita, se pone en contacto con el anunciante y acuerdan el lugar donde entregar el objeto.
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