miércoles, 31 de octubre de 2012

“Te sale más barato comprar una nueva”, "si no consumimos, no saldremos de la crisis"... ¿y qué más?


“Te sale más barato comprar una nueva”, te responde mucha gente con una expresión de “no seas tacaña” o de “no seas pesada” cuando les preguntas dónde puedes arreglar un aparato que se te ha averiado.

He vuelto a ver el documental sobre la obsolescencia programada Comprar, tirar, comprar que nos muestra de una manera muy gráfica y sencilla cómo el modelo de consumo actual ha convertido la lógica (cambiar la pieza inservible del aparato averiado) en un proceso de lo más complicado.

Las baterías de los teléfonos móviles, de los ordenadores portátiles y de otros aparatos electrónicos duran cada vez menos. He buscado, por ejemplo, una nueva batería para mi portátil y en un par de comercios me han intentado convencer de que no siga buscando diciéndome, por ejemplo, que la nueva no me va a dar tan buen resultado :(

Lo mismo pasa con las impresoras. Su vida útil no viene determinada por el nivel de desgaste, sino por un número de impresiones que registra un chip hasta que, un día, aparece en la pantalla un mensaje tipo: “Una pieza de la impresora ha fallado, y el fabricante le recomienda llevarla al servicio técnico”. El primer obstáculo: la garantía sólo cubre uno o dos años de servicio técnico gratuito. Una vez que logras hablar con alguien (“si llama por avería, marque 1, llama por…, marque 2, si quiere que le atiendan personalmente, espere en la línea), el fabricante recurre con frecuencia a la fórmula de “ya no se fabrica esa pieza” :( :(

Precisamente, el documental de Televisión Española muestra este proceso. Un ciudadano trata de arreglar su impresora después de constatar que nadie vende la pieza “averiada” y que en varias tiendas le recomiendan comprar un nuevo aparato. Logra ponerse en contacto con un usuario ruso que ha tenido la misma experiencia y que le explica cómo reprogramar el chip de la impresora. Al final la impresora funciona a la perfección sin haberle cambiado ninguna pieza. Sin embargo, poca gente tiene el tiempo, el ingenio o los medios para hacer lo mismo con cada aparato averiado.

En el documental también vemos que las bombillas de luz duraban años hasta que los fabricantes de varios países del mundo se pusieron de acuerdo para fabricarlas de manera que su vida se acortara, lo que "incrementaría el consumo y garantizaría el negocio". Lo mismo sucedió con las medias de nylon. De otra manera, razonaron, la industria "estaba condenada al estancamiento". El diseño informático funciona de manera similar: los programas y los sistemas operativos se actualizan a una velocidad que impide estar al día sin que haya salido al mercado una nueva versión. En la medida que se desarrollan programas más complejos, tienen que salir al mercado ordenadores con mayor capacidad de almacenamiento.

Durante décadas, las sociedades “desarrolladas” se han convencido de que su modelo económico se rige por la oferta y la demanda. En realidad, no se trata de una simple ley que funciona por sí sola, sino de una demanda manipulada por medio de la publicidad y una oferta distorsionada por productos diseñados para morir pronto :( :( :(

Hoy se celebra el Día Mundial del Ahorro y me quiero quedar con la parte positiva de todo esto. Creo que lo bueno es que parece que cada vez hay más gente concienciada que se dan cuenta que el planeta no resistirá el ritmo de consumo que hemos alcanzado los países “desarrollados”. Cada vez veo más gente a mi alrededor harta de la esquizofrenia en la que vive la sociedad de consumo. No se trata de escoger entre salvar la economía por medio del consumo o salvar el planeta. Ojalá cada vez semos más los que pensemos que es posible cambiar de economía y de modelo de consumo, pero no de planeta.

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