martes, 29 de enero de 2013

Cabo Polonio y los paseos a la luz de la luna


"Qué ganas me dieron anoche/de desenchufar la luna y salir corriendo a la calle para quejarme a oscuras", leí este micropoema de @AjoMicropoetisa en el omnibus que nos llevó de La Paloma a Cabo Polonio y tuve que hacer un gran ejercicio de memoria para recordar la última vez que había dado un paseo a la luz de la luna. No buscaba el recuerdo de un paseo nocturno cualquiera, sino de un paseo en el que realmente sólo me hubiera iluminado la luz de este satélite. Haciendo memoria llegué a la conclusión de que probablemente no he podido pasear nunca a la luz de la luna ni en Madrid, ni en Barcelona, ni en Bilbao, ni en Xixón. Seguramente, antes de visitar Cabo Polonio, la última vez que paseé así por una ciudad debió ser cuando visité La Habana en 2006. 

La primera impresión de muchos viajeros es que La Habana está poco iluminada. En algunas guías turísticas, de hecho, no recomiendan pasear de noche por la ciudad sólo porque dicen que no está bien iluminada. Supongo que la idea de "bien iluminada" para muchos implicaría que se pudiera llegar navegando hasta Miami guiándose por el resplandor de la ciudad. Recuerdo que ese año, además, el sector estatal se había propuesto reducir el consumo de energía en un 12% durante el segundo semestre del año por lo que estaban aplicando medidas de ahorro como iluminar una de cada dos farolas por las noches. La verdad es que se podía pasear perfectamente sin miedo a tropezarse, se podía circular sin problemas y la luz de la luna le otorgaba más encanto en la ciudad si cabe.

Alguna vez he leído que la ciudad de Barcelona emite un halo de luz tan potente que es visible desde 300 kilómetros de distancia. La luz es tan fuerte y llega tan lejos, que un navegante podría ir desde Mallorca a Barcelona, guiándose únicamente por el resplandor de la ciudad. Cada vez que lo pienso me dan escalofríos.

La contaminación lumínica tiene como manifestación más evidente el aumento del brillo del cielo nocturno, por reflexión y difusión de la luz artificial en los gases y en las partículas del aire urbano (smog, contaminación...), de forma que se disminuye la visibilidad de las estrellas y demás objetos celestes.Un ineficiente y mal diseñado alumbrado exterior, la utilización de proyectores y cañones láser, la inexistente regulación del horario de apagado de iluminaciones publicitarias, monumentales u ornamentales, etc., generan este problema cada vez más extendido.

En la pequeña comunidad de Cabo Polonio todo es diferente. Directamente no hay luz eléctrica, ni tampoco agua potable. De noche, únicamente te alumbra la luna y cada 12 segundos la luz del faro, pero puedes llegar sin problema al ranchito en el que te alojes atravesando dunas de arena. Una vez dentro, te 

La polución lumínica de los centros urbanos y los hábitos del mundo moderno “apurado y ensimismado” han reducido drásticamente la cantidad de personas que cada noche giran sus cabezas para observar el cielo, buscar, buscarse y preguntarse, amparados por ese dulce misterio que nos hace sentir pequeñas y personas a la vez. 

Nosotras pasamos cinco días en Cabo Polonio y nos dimos cuenta que cuando paras y llevas a cabo el trascendental ejercicio de quedarte en silencio y observar el cielo, aparecen nombres, creencias, sabidurías... Sé que me acordaré Cabo Polonio por un montón de razones como las playas, el ambiente, los divertidos vecinos o los problemillas de acostumbrarse a vivir sin agua y sin luz, pero sin duda recordaré como uno de los mejores espectáculos y experiencias, acostarme a contemplar las estrellas guiada por la voz de mis amigas compartiendo risas y palabras. 

Jorge Drexler le hizo una canción a Cabo Polonio y su faro: http://www.youtube.com/watch?v=5iVX_mJ5FEY

La foto la comparte PortalComic en flickr

2 comentarios:

  1. Y se hizo la luz… ¡en nuestras cabezas!

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  2. Me han dado ganas de ir a buscar la luna ahora mismo... ¡Qué morriña me ha dado! Ahora que soy mami lo pienso con mi pequeña... qué difícil es enseñarle la luna y las estrellas... menos mal que siempre me quedará un trocito de cielo en Candeleda... ;)

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