viernes, 1 de febrero de 2013

Palmitos, sopa de tortuga y caracoles fuera de temporada: un breve paso por Brasil



Nos quedamos con las ganas de conocer Porto Alegre. La ciudad se convirtió en uno de los faros del movimiento altermundista con la organización del primer Foro Social Mundial en 2001 (desde entonces ha organizado otros dos más). A mí me apetecía especialmente conocer algunos de los ensayos parciales de presupuesto participativo y alguna de las experiencias democráticas a nivel local que se han llevado a cabo en los últimos años. Teníamos incluso un hoster de Couchsurfing que nos iba a alojar y a enseñarnos los mejores rincones de la ciudad. Pero con los complicados trámites que tuvimos que hacer para poder entrar a Brasil y con lo difícil que nos lo pusieron en la rodoviária de Chuy, finalmente desistimos y pusimos rumbo a la maravillosa isla de Florianópolis.


Campeche, la Joaquima, la Mole o Barra de Lagoa son algunas de las mejores playas en las que me he podido bañar en la vida. La ciudad está llena de encantos y uno de ellos sin duda es la riquísima comida brasilera. Con el enfoque del consumo crítico presente, tratamos de fijarnos en lo que comemos: siempre que nos es posible tratamos de enterarnos de las consecuencias que puede acarrearnos nuestra elección de
comidas.  En la web www.sustainabletable.org, por ejemplo, se puede encontrar un montón de información. En Brasil es especialmente importante comprobar que los menús no contienen productos que puedan dañar la biodiversidad local y el medio ambiente. Por ejemplo, es muy fácil encontrar palmito en un montón de platos de cualquier establecimiento de Florianópolis, pero el cultivo de este producto derivado del corazón de las palmeras está llevando a la deforestación de la selva tropical brasilera.

En Brasil existen también muchas restricciones para la pesca de algunas especies pero éstas se siguen importando porque los turistas las siguen pidiendo. Somos los consumidores los que ponemos las pautas del mercado de pescados y mariscos por eso es importante brindar nuestro apoyo, en la medida de lo posible, a una industria pesquera y a una piscicultura respetuosas con el medio ambiente y, al mismo tiempo, reducir la demanda a las que no lo están haciendo correctamente. Hay que pensar en lo que tenemos en el plato y, por ejemplo, ni en Brasil, ni en ningún otro lugar, se debe pedir sopa o filete de tortuga. Tampoco se deben consumir caracoles o langosta pescados in situ durante la veda. Si están en la carta fuera de temporada, son congelados o de importación. 

La foto de la Ilha do Campeche la comparte Rodrigo_Soldon en flickr

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