sábado, 9 de febrero de 2013

Un mes en ruta: Cosas que tenemos en cuenta viajando


 

Está claro que no hay una solución única y perfecta para viajar de una forma responsable y sostenible, pero eso no nos puede hacer olvidar que nuestras decisiones pueden marcar una diferencia. Después de un mes en ruta, somos más conscientes que nunca de que es necesario que todos cambiemos nuestras costumbres cuando viajamos si no queremos que se acaben perdiendo parajes y culturas irremplazables en numerosos destinos.Quizás no tengamos suficiente dinero o poder para hacer todo lo que queremos, pero  tampoco estamos desarmados. Con sólo pensar un poco y mantener los ojos abiertos hemos podido recolectar aprendizajes y conocimientos que queremos compartir:

1. Durante los pocos días que pasamos en Brasil aprendimos algunas palabras del portugués pero en general en todos los países tratamos de conocer qué se considera educado y que es irrespetuoso en términos de comida, ocio, valores locales...

2. Cuando elegimos un destino o un alojamiento tratamos de escoger preferiblemente lugares que hayan
demostrado aplicar prácticas responsables y tener en cuenta su historial en materia de derechos
humanos y preservación del medio ambiente, su compromiso con la justicia, etc. En la web de Ethical Traveller se puede encontrar información interesante. Cuando en un pueblo o ciudad no conseguimos que nos acoja algún miembro de la red de Couchsurfing, en la medida de lo posible nos decantamos por albergues  que demuestren una gestión eficiente y sostenible de la energía, de los desechos y del agua. Los hoteles son grandes consumidores de recursos. La industria hotelera gasta al año 2.800 millones de euros en energía, y un albergue utiliza de media más de 800 litros de agua diarios por habitación ocupada. Es por lo tanto particularmente importante que, en la medida de lo posible, apoyemos una industria con consciencia ecológica. Nos hemos alojado en varios albergues que estaban dentro de parques naturales como el de La Paloma o el de Cabo Polonio, los dos en Uruguay, y hemos intentado decantarnos por  hospedajes familiares o establecimientos permanentes integrados en la zona y que no alteran el entorno.

3. No hemos comprado regalos ni recuerdos, pero cuando hemos buscado postales para enviar a nuestra gente o productos que hemos necesitado, hemos tratado de hacernos con ellos en los establecimientos de las comunidades locales. Si en algùn momento tenemos que comprar alguna artesanìa local, trataremos de apoyar la producción autóctona y de dar preferencia a tratar directamente con el artesano para evitar que los intermediarios se queden con buena parte de lo que paguemos.Es importante no comprar antigüedades o muestras del patrimonio natural (especies vivas) porque esto induce al saqueo de los sitios históricos y a la destrucción de la biodiversidad y no adquirir recuerdos elaborados a partir de especies en peligro de extinción, como el marfil. También es básico rechazar los recuerdos, los objetos o las joyas hechos con coral, en particular con coral negro, estrellas de mar, caracolas, hipocampos, esponjas o concha de tortuga. De nuestra decisión depende que sobrevivan los arrecifes de coral que tanto nos gustan.

4. Sólo hemos hecho una excursión organizada, un tour que nos llevó a visitar varias comunidades artesanas cercanas a Asunción del Paraguay pero, a la hora de contratar este tipo de servicios, intentamos escoger agencias o iniciativas comprometidas con un turismo sostenible. Es buena idea preguntar siempre sobre transportes, alojamiento, condiciones de trabajo del personal, igualdad de género, y políticas de evacuación de desechos y de protección del medio ambiente.

5. Es vital respetar las culturas ajenas y no imponer nuestra convicciones. Para sacar fotos de la gente, pedimos siempre su autorización, en particular en el caso de mujeres, niños, celebraciones rituales o lugares
especiales como santuarios.

6. Aunque nuestro presupuesto no nos permita hacer demasiados excesos, tratamos de probar la comida y las especialidades de los lugares que visitamos. Cuando consumimos alimentos producidos localmente no sólo reducimos las emisiones de CO2 correspondientes al transporte, sino que además apoyamos la agricultura y la economía locales.

7. Aunque durante los bonitos paseos por las dunas de Cabo Polonio era de lo más tentador, hay que evitar siempre recoger conchas, corales u otros elementos naturales y, por supuesto, no hay que caminar nunca sobre el coral. Hay que tener en cuenta tambièn que las embarcaciones hinchables, los jet esquís, y otros
deportes acuáticos pueden dañar el medio ambiente litoral y marino. Para nadar y bañarnos en arroyos, rìos, mares... pensamos que hay que respetar los sentimientos de la población local, tanto en lo referente a lo que llevamos puesto como al hecho de que el agua que estamos utilizando es la “de ellos”.  Hay que buscar lugares corriente abajo y lejos de los puntos de recolección de agua (pozos, estanques o pantanos) o de las aldeas para bañarnos, y evitar siempre utilizar jabones (en particular los que contienen fosfatos) en las corrientes de agua. Actualmente, es fácil encontrar detergentes y champús para la piel y el cabello que sean
respetuosos con el medio ambiente. Si los usamos con moderación y lejos de focos de agua pública contribuiremos a economizar agua dulce y a proteger ríos, corrientes de agua y mares de la
contaminación. Hablando de dunas, hay que evitar circular fuera de pista. Las huellas que dejan
los vehículos en las dunas y en la arena cuando hay un exceso de circulación fuera de pista deterioran
la calidad del paisaje y la imagen de un desierto impoluto.

8. En lugares tan increibles como las cataratas de Iguazú te sientas especialmente responsable del entorno porque quieres que muchas personas puedan disfrutarlo tal y como tú lo has vivido. Nunca hay que tocar ni desplazar animales, vegetación, o estructuras geológicas, en particular en el entorno de cavernas y en zonas rocosas o con fuerte pendiente. Observar la flora y la fauna salvajes puede ser uno de los pasatiempos más
accesibles y placenteros que se pueda imaginar. Sin embargo, si queremos mantener la calidad silvestre
de la naturaleza, es necesario adoptar algunos principios básicos y nunca alimentar ni atraer con cebos a los animales para verlos más de cerca. En el Parque Nacional del Iguazu, por ejemplo, se alertaba de que muchas especies pueden ser peligrosas si se les sorprende, alimenta o arrincona, sin mencionar el hecho de que algunas son portadoras de enfermedades mortales como el virus hanta, la rabia o la peste bubónica. Aun así, vimos a muchos turistas que trataban de acercarse demasiado a los animales.

9. Aunque muchas veces no nos lo podemos permitir, todas consideramos que descubrir, explorar y compartir a través de la mirada de un guía local especializado, particularmente si éste conoce a las comunidades nativas y sus tradiciones, es mucho más enriquecedor.

10. Mejor que comprar agua embotellada, es mejor llevar una botella resistente y rellenarla con agua hervida o purificada. También es interesante evitar llevar objetos de plástico o de poliestireno (bolsas, cajas y tazas). A menudo el viento se las lleva al mar o a los ríos creando problemas con la basura.


11. Una buena idea es escribir nuestras opiniones en los libros de huéspedes, en las páginas web y en los blogs, informando de los puntos positivos y denunciando los comportamientos no sostenibles.

12. Son preferibles las cámaras digitales y los aparatos que funcionan con energía solar o pilas recargables.

La foto la comparte I_am_Allan en flickr

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