viernes, 29 de marzo de 2013

80 días: reivindicando el viaje en grupo


Almu, Ani, Vane y yo somos amigas desde hace años y compañeras de viaje desde hace hoy 80 días. Si fuéramos al ritmo de Willy Fog ya habríamos podido dar una vuelta al mundo. Antes de partir muchíiiiisima gente nos dijo que iba a ser “un infierno” convivir las 4 juntas durante tanto tiempo. Los menos apocalípticos nos dijeron que íbamos a tener que demostrar grandes dosis de paciencia para organizarnos, movernos y ponernos de acuerdo.

Para mí tener compañeros de viaje nunca ha resultado un problema. Y menos en este caso que viajo con mis mejores amigas. Considero una suerte poder compartir esta experiencia junto a ellas. Es verdad que somos muy diferentes pero creo que sus emociones y sus impresiones enriquecen las mías propias, que sus ideas me inspiran y que su curiosidad activa la mía. El monocromático de mi visión del mundo se torna policromía y la lente de mi mirada se transforma en teleobjetivo y gran angular.


De hecho, a veces parece que 8 ojos no son suficientes para ver todo lo que nos rodea, nos falta tiempo para indicarnos la unas a las otras todo lo que vamos descubriendo: “¿Has visto esto?”, “¡Mira aquello”, “¡Fíjate en eso!”. En estos 80 días ha habido un poco de todo. Hemos tenido que llevar a cabo tramites pesados, hubo momentos de nervios, de desorientaciòn y de cansancio. Pero también ha habido paseos increíbles como el que nos llevo desde San Telmo hasta La Boca, pasando por el barrio de Barracas, baños en el río de la Plata, en el Paraná, olas en Campeche, estrellas en Cabo Polonio, música de las murgas uruguayas preparándose para el carnaval, calor en Asunción y frío en Ushuaia. Hemos probado el Medio y medio montevideano, hemos aprendido a sacar agua de un pozo y a vivir sin electricidad. Nos hemos convertidos en expertas cebadoras de mate, en hábiles cocineras con los mínimos recursos y hemos sabido reforzar nuestra capacidad conciliadora con la sinceridad como herramienta.

Quiero reivindicar el viaje en grupo, que tan mala fama veo que tiene últimamente, porque creo que enseña a escuchar. Es verdad que puede provocar incomodidades, es verdad que haces o dejas de hacer cosas, que harías cosas de otra manera si estuvieras sola, pero pienso que las pequeñas adversidades, los cambios de horarios o de rutinas no son nada comparados con la experiencia de lo diverso, lo variado y lo mestizo. He escuchado a muchas personas decir que nunca viajarían en grupo porque quieren mantener intactos sus niveles de autonomía e independencia y me parece legítimo. Sólo quiero recordar que tiene su punto acostumbrarse a que prevalezca el bien común antes que las preferencias individuales en las decisiones. Es cuestión de adaptabilidad y a mí me está encantando. También es genial aprender a viajar juntas, acompañándonos sin invadirnos, algo que se nos da cada vez mejor

En definitiva, viajar con Almu, Ani y Vane me recuerda que no soy el ombligo del mundo, me llena de humanidad y me hace querer ser mejor persona.

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