miércoles, 20 de marzo de 2013
Perito Moreno: ¿lo visitamos?, ¿no lo visitamos?
Delante tienes el glaciar Perito Moreno con sus 5 kilómetros de ancho y sus casi 60 metros de altura, su abanico de colores del blanco al negro, pasando por toda la gama de azules, y los increíbles sonidos que arranca de su garganta de hielo cuando se desplaza majestuoso por el Lago Argentino. A tu espalda queda la amenaza ambiental que crece cada día en forma de centro turístico por el que pasan cada día miles de visitantes.
El Perito Moreno es la más atractiva de las 365 masas de hielo del Parque Nacional Los Glaciares, al sudoeste de la sureña provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina. En los últimos 10 años, la cantidad de turistas de todo el mundo que lo visitaron cada año pasó de 5.000 a más de 500.000, según informa el parque. Las pasarelas que permiten a los visitantes asistir al derrumbe de los bloques de hielo al chocar contra una península son cada vez más imponentes. De los 1.400 metros que se construyeron inicialmente se está pasando a 4.300 metros hoy, y hay más circuitos y más anchos para que nadie se quede sin ver.
A sólo 80 kilómetros de ese increíble espectáculo, se levanta El Calafate, una localidad que tenía apenas 4.000 habitantes hace sólo una década y que hoy supera los 20.000, sin contar a los turistas que se alojan repartidos entre su casi centenar de hoteles y cabañas de diversas categorías. Ubicado a unos 3.000 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, El Calafate, además de puerta de entrada al Perito Moreno, es el centro turístico del país que mayor crecimiento tuvo en los últimos años. Según autoridades municipales, cada año se establecen allí unos 2.700 nuevos pobladores, atraídos por las oportunidades de empleo en la construcción y el turismo. Las ONG ambientalistas están preocupadas por este trepidante desarrollo, que ya ha comenzado a provocar la contaminación del lago que aloja al enorme glaciar. Han denunciado que muchos de los hoteles están construidos en zonas de manantiales y sus redes de aguas servidas son derivadas sin el debido tratamiento a la Bahía Redonda, en el Lago Argentino.
Cada vez más ejemplos nos muestran la incompatibilidad entre el sector turístico y la preservación y el respeto al medio ambiente, las culturas locales o el patrimonio histórico de las sociedades. Nosotras tratamos de viajar con cabeza y no contribuir a la expansión de un modelo de turismo de masas extremadamente nocivo para nuestro planeta pero en ocasiones también sucumbimos a los encantos de rincones turísticos como el Perito Moreno y nos preguntamos si sería mejor conformarnos con verlo en una postal. ¿Qué pensáis?
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