Nos estamos poniendo al día de la historia de la tremenda historia de este país y dentro de este proceso hoy hemos podido visitar el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Nos ha impresionado muchísimo a las tres. El recorrido propuesto es una potente mirada crítica sobre el pasado y el presente político de Chile a cuatro décadas del golpe militar que se convierte en un punto de partida común para la reflexión.
El museo es enorme y hay en tres pisos que van cronológicamente desde el bombardeo de La Moneda hasta el triunfo del No en el plebiscito. Hay un cuarto piso que está vacío, desolado, y es impresionante. Te da la sensación de que es la continuación porque las cosas no han terminado, porque la herida no se ha cerrado, porque más allá de todo el dolor y toda la injusticia, hay que mantener viva la necesidad de tomar conciencia y denunciar.
Hablando con las personas chilenas que hemos conocido estos días, nos han comentado que falta un reconocimiento, hacer un mea culpa y sobre todo juzgar a los culpables. "Esto no se acaba hasta que se haga justicia total", nos decía Esteban, que nos contó que, como en España, la gente que participó en los crímenes de la dictadura fascista anda libre por ahí como si nada.
A la salida, hay un libro en el que puedes dejar tus sugerencias, comentarios o impresiones. Le echamos un vistazo a la última página y uno de los comentarios más recientes decía que el museo sólo servía para "seguir fomentando el odio" y terminaba con un "oye, no nos quedemos pegados". Me encantó la respuesta que le daba una chica en la misma página: "pegados seguiremos si no enfrentamos el pasado".
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