Me pone los pelos de punta que se hable de una "marca" y que se nos cosifique a todas y todos los ciudadanos del Estado. Si creen que España es una marca es porque claramente piensan que sus habitantes no somos más que mercancía y como tal nos tratan desde hace tiempo.
Mientras el CIS revela datos extremadamente alarmantes y cientos de persona se quedan sin casa o sin trabajo cada día, Margallo, el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, se pasa el rato discutiendo sobre si tal o tal otra protesta perjudica o no a la marca del país. Eso sí, mientras reduce su ministerio a la mínima expresión y le quitan la C de cooperación por el camino, Margallo se abstiene de mencionar nada sobre lo bien que le vienen a la imagen de la supuesta marca los 303.000 euros que se destinan a impartir clases de caza en colegios públicos para niñas y niños en Castilla y León, los 10 imputados por corrupción que la Generalitat valenciana mantiene en el gobierno, la represión como forma de solucionar las protestas ciudadanas o el hecho de que sólo Andalucía tenga más fosas comunes que el resto de Europa junta, etc.
"Una marca sin valores es una marca sin valor"
Ayer, en la presentación oficial de la "marca España", la Coordinadora de ONGD entregó a los asistentes una tarjeta, donde en el reverso se les decía que "una marca sin valores es una marca sin valor" haciendo referencia al desmantelamiento de la cooperación española. Se lo llegaron a explicar también al propio ministro.
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