miércoles, 29 de mayo de 2013

Reforma agraria en Bolivia, ¿para cuándo?


Bolivia, igual que la mayoría de países latinoamericanos que estamos pudiendo conocer este año, tiene una distribución muy desigual de la tierra, con miles de campesinas y campesinos sobreviviendo en pequeñas parcelas en las tierras altas, mientras que las oligarquías (incluyendo a muchos inversores extranjeros) controlan enormes plantaciones en las tierras bajas, principalmente dedicadas a la exportación de soja y caña de azúcar.

Durante las últimas décadas, esta desigualdad ha generado olas de migrantes rurales de las tierras altas hacía el trópico, incluidas las zonas de cultivo de coca, y a los crecientes suburbios de las ciudades. La demanda por las tierras también alimenta un creciente movimiento de los sin tierra, ahora organizados como el Movimiento Sin Tierra (MST) de Bolivia. Este movimiento presiona al gobierno boliviano para cumplir con sus promesas de reforma agraria como solución a la pobreza rural y la degradación ambiental.

Otra opción (las cuales no son excluyentes entre sí) podría ser reconstruir los mercados locales de alimentos que han sido diezmados por décadas de importaciones de EE.UU y otros países extranjeros. ¿Podemos imaginar un futuro en que los productos de trigo altamente subsidiados de Estados Unidos no inunden el mercado boliviano, con un precio más barato que los alimentos andinos? Para ello sería necesario la voluntad política y la capacidad para regular las importaciones (es cierto, la dependencia comercial y los cambios dietéticos son cosas difíciles de deshacer). También requeriría el apoyo a los campesinos y las campesinas no sólo en la producción de productos para la exportación también para producir una gran variedad de plantas y animales para el consumo doméstico, de manera adecuada para las ecologías locales. Es algo que las y los campesinos bolivianos ya saben hacer; han producido alimentos durante miles de años en uno de los ambientes más diversos y desafiantes del mundo.

Bolivia tiene una serie de leyes en vigor (como la recién aprobada Ley de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien) que parece que muestran que existe voluntad política por parte del presidente Evo Morales a favor de la soberanía alimentaria y la producción campesina para los mercados locales. Pero, como señala el agroecólogo Miguel Altieri: "Este discurso ahora se debe traducir en acción. Un punto de partida sería aprovechar las estrategias sostenibles de producción campesinas que han resistido la prueba del tiempo; movilizar los conocimientos indígenas y las prácticas ancestrales (uso de estiércol, rotaciones y barbechos, construcción de terrazas, etc.) y la difusión de estas experiencias a través de intercambios horizontales de campesino a campesino".

La foto la comparte Anna Wolf en flickr

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