Durante nuestra visita a Ayacucho, tuvimos la oportunidad de visitar el Muiseo de la Memoria, creado por la asociación nacional de familiares de secuestrados, detenidos y desaparecidos del Perú. Conocimos que la región de Ayacucho fue una de las zonas más afectadas por el conflicto armado interno que vivió este país durante más de 20 años, los que van de 1980 a 2000, con un saldo de graves violaciones a los Derechos Humanos como asesinatos, desapariciones, torturas, violaciones...
La acción terrorista de Sendero Luminoso trajo como respuesta una feroz represión por parte de las fuerzas armadas peruanas. En diciembre de 1982, el presidente del país, Fernando Belaunde Terry, autorizó el ingreso de las fuerzas armadas a Ayacucho, que se encontraba en estado de emergencia. Tras la instalación del ejército en esta zona, las denuncias sobre violaciones a los Derechos Humanos se multiplicaron.
En el museo encontramos murales pintados por artistas ayucachanos que reconstruyen las escenas de terror y violencia, imágenes de marchas y manifestaciones reclamando justicia y verdad y fotografías y testimonios de los familiares de personas desaparecidas. Hay réplicas de una celda de tortura y una fosa común que ponen los pelos de punta. También se exhiben las prendas, documentos y otros artículos personales de desaparecidos, así como trabajos de arte representando temas del conflicto.
Al salir de las salas, encuentras enmarcado un pequeño texto sin firma: "Los peruanos y peruanas debemos asumir el rol que nos toca respecto de este pasado doloroso, dolor que trasciende el tiempo y que puede tornarse en impunidad si la verdad y la justicia no se abren paso. Nos toca, como sociedad, acompañar a quienes buscan y aún no encuentran a sus seres queridos, y al Estado le corresponde cumplir con su deber de generar las condiciones para que las víctimas del conflicto armado interno tengan acceso a justicia y los afectados sean reparados íntegramente".
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