Las aceiteras rellenables ya tienen fecha de defunción en el ámbito de la hostelería y está muy próxima a llegar. De hecho, el Gobierno ya aprobó el pasado mes de noviembre, un Real Decreto que acaba con las aceiteras rellenables, tan habituales en bares y restaurantes. La nueva norma, que vio la luz tras meses e incluso años de discusiones en el seno de la UE, establece que los aceites que se pongan a disposición de lxs consumidorxs en los establecimientos de hostelería y restauración, y en los servicios de catering, deberán presentarse en envases monodosis y etiquetados.
Asimismo, los nuevos envases deberán estar provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización y dispondrán de otro sistema de protección que impida su rellenado una vez agotado su contenido original. La nueva norma entró en vigor el pasado 1 de enero de 2014 pero contempla también la posibilidad de utilización de las existencias de productos adquiridos antes de la entrada en vigor del Real Decreto. En este sentido, lxs hostelerxs tendrán hasta el 28 de febrero de este año para gastar sus existencias de aceite a granel.
Esta medida se enmarca en el contenido del “Plan de acción sobre el sector del aceite de oliva de la Unión Europea“, que establece una serie de medidas entre las que se encuentra estimular a los Estados miembros a exigir la utilización de envases que no permitan el relleno en el canal HORECA (hostelería, restauración y catering).
En mi opinión imponer envases tipo "sachet" de raciones individuales (como los de los sobres de azúcar y similares) sólo promueve un aumento del costo en envases y una mayor contaminación ambiental. La pregunta clave de todo esto: ¿Quién se beneficia realmente con tales medidas? Las fábricas de envases y, de paso, las empresas que los utilizan tendrán la excusa para aumentar precios. Un coste que, además, siempre terminan pagando lxs consumidorxs finales. Una vez más legislan para las multinacionales. Como si al Gobierno le importase realmente la salud de los consumidores. Si fuera un tema de este tipo, enviarían a especialistas a comprobar la calidad de los aceites. Ahora, por 20 ml. de acéite en una botellita no reciclable, pagaremos un euro.
Una medida mucho más simple y sostenible sería que los bares o restaurantes expongan el nombre del aceite que utilizan y garantizaran que todas sus aceiteras lo contienen, ¿no?
La foto la comparte mundomarinero en Flickr
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