Ayer tuve la oportunidad de visitar la casita 'Érase una vez' de Lara, una de las madres de día que, desde Lavapiés, ofrece servicio a las familias de educación, cuidado, atención y acompañamiento de niñas y niños menores de 3 años en un espacio hogareño, que respeta sus tiempos y ritmos y con una propuesta pedagógica diferente.
A la hora de escoger una opción para la escolarización de sus hijas e hijos no todo el mundo piensa en las guarderías oficiales existentes. Más allá de la escasez de centros y de los enormes gastos que supone matricular a un niño en un centro convencional, muchas familias encuentran que el sistema educativo actual para los menores de 3 años, en lugar de promover la capacidad creativa y las potencialidades de los niños y las niñas, las reprime.
Así es cómo empezaron a surgir alternativas que se alejan del modelo de educación infantil tradicional. ‘Grupos de crianza’, ‘Hogares amigos’, ‘grupos de padres y madres organizados’, redes de apoyo mutuo, canguros colectivos y madres de día.
Lara es educadora profesional y ha elegido esta última opción. Ha acondicionado su casa hasta que ha conseguido ofrecer un entorno seguro, cómodo y cálido con un ambiente de lo más familiar para las y los peques. Trabaja especialmente el periodo de adaptación, está abierta a la participación de la familia, da prioridad a las necesidades de las 3 niñas que cuida y puede atender de una manera mucho más personalizada a cada una de ellas. Además, ella misma prepara la comida para las niñas y se preocupa de que sea lo más natural y saludable posible. Los juguetes con los que juegan las niñas son de madera, de lana, elaborados con elementos reciclados... La verdad es que se nota que es un proyecto en el que Lara ha volcado toda su energía (que es mucha), su experiencia, su ilusión y sus esfuerzos. Ha cuidado hasta el último detalle.
Otra de las ventajas de este sistema es la flexibilidad de horarios, la disminución del contagio de actividades y la posibilidad que se da a las madres y padres de involucrarse más directamente en la educación de sus hijos y hijas.
Algunas familias empiezan a utilizar estas alternativas empujadas por las circunstancias pero en muchos casos acaban planteándose muchas cuestiones a nivel personal, empezando por su responsabilidad en la educación de sus hijos y hijas hasta su participación en su barrio o en su ciudad.
Conocer el proyecto de la casita 'Érase una vez' de Lara me ha parecido de lo más inspirador. Es una propuesta muy interesante sobre todo por el hecho de ir a buscar lo que una comunidad necesita. Creo que cada vez más madres y padres buscan criar a sus hijos de una manera más ética, más justa, más apropiada. Es cierto que las administraciones públicas deben garantizar una red de escuelas y guarderías públicas suficientes, de máxima calidad y que aseguren una educación en valores pero también es cierto que hoy por hoy no lo hacen y este tipo de propuestas alternativas me parecen interesante como inspiración para crear la escuela que queremos para las pequeñas y los pequeños.
Os dejo su blog 'Érase una vez' y su página de Facebook por si queréis encontrar más información sobre el proyecto.
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