domingo, 5 de agosto de 2012

Experiencias de consumo transformador en mis vacaciones

Hoy hace una semana que volví de mis vacaciones en Astúries y me reincoporé al trabajo. Han sido unos días un poco durillos porque siempre cuesta volver a la rutina después de haberlo pasado tan bien. Pero ahora que más o menos ya he vuelto a pillarle el ritmo a Madrid, quería compartir algunas de mis experiencias que más o menos han tenido que ver con el consumo responsable.

También en las semanas de vacaciones he intentado vivir con menos y mejor y reducir el consumo y los desechos que he generado. Aún estando de relax creo que es importante aprovechar la oportunidad de elegir qué, dónde, para qué y a quién darle nuestro dinero. Guau, suena importante, ¿no?

Productos locales y mercados artesanos

Estando en Astúries me ha sido más fácil consumir en lo posible directamente de manos de quienes producen, he podido visitar los pequeños almacenes de mi barrio de siempre, los mercados artesanos, como el Mercado Ecológico y Artesano que se celebra periódicamente en Xixón y que muestra una nueva forma de consumir saludable y solidaria con la naturaleza e incluso con los países empobrecidos a través de una pequeña representación de comercio justo, y las ferias de productos astures llenas de verduras, hortalizas, quesos y derivados de productores locales. He intentado no guiarme únicamente por el parámetro del precio-calidad y analizar también el orígen, el impacto ambiental y social. Cuando vuelvo a Astúries siento que me importan más, si cabe, los procesos y las personas que están detrás de los productos y me doy cuenta de qué me importa mucho más a qué tipo de comercio querés favorecer.

Mira tu aldea y serás universal

Otra de las experiencias de las que más he disfrutado este verano ha sido de la ruta del Cabrales y la sidra en Asiegu. Ya lo decía Tolstoy: "se puede alcanzar un pensamiento universal a partir de la observación inteligente y cuidadosa del pequeño mundo campesino, de sus procesos y de sus relaciones con el exterior". Y lo pudimos comprobar con la estupenda ruta de los hermanos Niembro. Además de explicarnos cómo se elabora el queso y la sidra en las aldeas de Cabrales nos enseñaron a mirar más íntimamente al territorio e interpretar la historia de su aldea, las dinámicas y relaciones entre los componentes naturales, económicos, culturales e históricos que dan forma al paisaje y que convierten el espacio en territorio intermediado por la sociedad. Manuel nos mostró cómo las ideas de organización  comunal, autarquía, ciclicidad, reciclaje, renovación y observación de las leyes que regulan los procesos naturales (que ahora se considerán tan modernas) son una parte consustancial del conocimiento local de las comunidades campesinas históricas.

La ruta del Cabrales y la sidra de Asiegu nos permite conocer una aldea que conservaba los rasgos fundamentales de las estructuras económicas, ecológicas, culturales y territoriales de las comunidades campesinas preindustriales y a unos jóvenes vecinos emprendedores que decidieron convertir el patrimonio y el conocimiento campesino en una propuesta interpretativa sin necesidad de construir un costoso equipamiento. Les basta para ello con sus conocimientos, con la palabra (retomaron pues la oralidad tan propia de la cultura campesina), con en el diálogo y el paseo. Pudimos conocer figuras son propias del derecho consuetudinario asturiano tan curiosas como la sextaferia o la andecha. La sextaferia es un trabajo colectivo, y obligatorio, desarrollado entre los vecinos y vecinas para la reparación de caminos, fuentes, abrevaderos, monterías u otras obras y tareas de utilidad pública e interés vecinal. La andecha es un trabajo personal, voluntario y gratuito que se ajusta al esquema de la reciprocidad equilibrada entre miembros de la comunidad (vendría a ser un "hoy por ti, mañana por mí") y que se inscribe dentro de los trabajos que el derecho laboral denomina amistosos, benévolos y de buena vecindad. Las andechas se producen en determinados momentos del ciclo agrícola y son indicadas para tareas que deben desarrollarse con prontitud y, por ello, requieren el concurso de muchas personas. También se recurre a la andecha vecinal como fórmula de solidaridad campesina para realizar tareas que son particularmente gravosas para las familias del pueblo que atraviesan circunstancias especiales como viudedad, enfermedad, etc. Ambas, andechas y sextaferias, solían terminar con una fiesta, con comida, baile y bebida. Tras el trabajo, llegaba la diversión y el momento de relacionarse. Por tales motivos, ambas son figuras del ordenamiento y de la organización campesina que resultaban esenciales para optimizar el trabajo, mejorar la productividad y, sobre todo, reforzar los vínculos afectivos, sociales y solidarios entre los miembros de la comunidad. Por si esto no fuese suficiente, eran además las reuniones vecinales más propicias para la conformación de parejas :)

Y el itinerario, que pasa por las huertas, las plantaciones de manzano, las tierras de cultivo, la quesería, la cueva donde se madura el queso y los espacios comunales de pastoreo finalmente tiene que acabar, ¡cómo no!, con una espicha.

Segunda mano, segunda vida

También he podido aprovechar estas vacaciones para conocer un nuevo proyecto con muy buena pinta en Xixón. La tienda Laberinto tiene ropa, discos, libros, muebles y todo lo que te puedas imaginar, pero que cuentan con la oportunidad de una segunda vida. También hay espacio para colecciones artesanales de lámparas exclusivas, carteras, broches, bolsos…Y con exposiciones de artistas jóvenes. ¡Muy recomendable conocerla!

2 comentarios:

  1. Brillante!!!! Ojalá hagas conciencia. El consumo equlibrado y local es la única salida a esta crisis....

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